Entrevistamos a Gustavo Casenave, cofundador de Kongo Bongo, y hoy músico de nivel internacional.
Graduado en Berklee School, maestro y compositor fue además nominado dos veces a los premios Latin Grammy.
Gabriel- ¿Cómo llegaste a Kongo Bongo?
Gustavo- En 1987, yo ensayaba en una banda con Cuico Perazzo, el baterista de la Trotsky Vengarán, donde hacíamos temas de Marley, Los Ramones y Queen (una real ensalada!) aparte de algunos temas míos originales.
Ahí cantaba el cuñado de Jorge Mendive (primer baterista y fundador del Kongo.) Me acuerdo que yo había terminado cuarto de liceo, y durante el verano Jorge me contactó, para ver si quería ser parte de una banda nueva de Reggae, y que ya empezaríamos con un toque en Villa Biarritz.
(La actuación de Inauguración de Kongo Bongo, ya mencionada en varios capítulos).
"Yo había terminado cuarto de liceo, y durante el verano Jorge me contactó, para ver si quería ser parte de una banda..."
Gabriel- Contame de los ensayos en los primeros tiempos...
Gustavo- Me acuerdo del primer ensayo, en el estudio Elepé, que justo me quedaba a cuatro cuadras de mi casa. Cuando llegué tuve que esperar un poco para entrar a la sala porque habían otros ensayando, y me quede dando vueltas. Encontré un piano en otro cuarto y me puse a tocar la Patética de Beethoven. Ahí apareció el Pájaro Ogara, que escuchó que alguien estaba tocando y nos presentamos. Después conocí en el ensayo al Chole, a Marcelo Garciamartin, a “el demente” (o sea vos), a Cacho, y al jefe de la tribu: Jorge Mendive. Si bien yo ya había tocado un poco de reggae, estaba muy verde en el estilo, entonces los primeros ensayos fueron un total aprendizaje para mí.
Gabriel- Y ¿cómo eran esas primeras experiencias?
Gustavo- La primera actuación del Kongo Bongo fue ese toque en Villa Biarritz. Pero para mí fue mucho más que un simple toque, ya que con 17 años, era la primera oportunidad de salir a tocar con una banda con gente más grande que yo, y más experimentada en toques en vivo.
Si bien había tocado muchas veces en vivo, en conciertos de música clásica, piano solo en restaurants, y con la banda “DeAtar” que hacíamos una fusión de jazz, y otras cosas; nunca había estado en una banda con toques estables, y seguidos, en frente a públicos grandes.
Fue ahí donde realmente aprendí toda la movida de ser músico en Uruguay, desde las pruebas de sonido, llevar los instrumentos, lograr que nos paguen, ensayos rigurosos, y la constancia en la búsqueda de esa idea de tratar de ser músicos profesionales.
"...y la constancia en la búsqueda de esa idea de tratar de ser músicos profesionales."
Gabriel- ¿Cómo fue el mítico toque en Antirrazias?
Gustavo- ¿El toque en Antirrazias en el campo? Ah! sí. Ese fue uno de esos que quedan grabados en la memoria para siempre. Más allá de que me acuerdo de que todo se atrasó ochenta mil horas, y nos quedamos a puro reggae esperando en el auto de Jorge estacionado en el medio del campo a una cuadra del escenario. A la hora de tocar, salimos guerreros al escenario, y fue una explosión. El público cantando en coro, y vibrando con nuestra música. Fue realmente una conexión muy especial, y espacial ese día.
Gabriel- ¿La primera grabación?
Gustavo- Nuevamente para mí todo fue una experiencia, y aprendizaje, ya que había grabado pocas veces en estudio. Me acuerdo especialmente, que me encantó que en el estudio La Batuta, había un piano de cola, que pude grabar con piano de verdad, en vez del teclado. Esto me dio otra libertad en lo que tocaba, por ejemplo en el tema Nairobi Song, donde incluí una introducción más pianística, que salió a partir del uso del piano de cola, que no la hacía con el teclado.
Pero lo que más me acuerdo de esa primera grabación, fue la experiencia en sí, y lo divertido que fue. Me acuerdo todos juntos en ronda grabando la percusión arriba de los temas, y en especial de los “punch in” manuales que se hacían en aquel entonces, que no es como ahora, que con Pro Tools, cortas y pegas cualquier pedazo de música en cualquier lado. En esos días, se cortaba y se pegaba la cinta literalmente! todo un arte en sí mismo. Por suerte teníamos a Daniel Baez y a Walter Linás que eran unos capos en el tema.
"Hoy, a 26 años de ese primer ensayo, siguen apareciendo de vez en cuando, a veces metidas en composiciones de otro estilo, y a veces reggaes puros que grabo a las tres de la mañana cuando todos duermen..."
Gabriel- ¿Cómo hiciste el tema insignia Kongo Bongo? otras composiciones
Gustavo- Ese tema son de esos que salen de una, sin darle ninguna vuelta. Me empezó a sonar en la cabeza ese riff; Kongo, Bongo yeah! Kongo, Bongo yeah!
Y son esas cosas que te quedan dando vueltas todo el día. Después íbamos en el auto, empecé a cantar eso, todos me siguieron, después le escribí una letra, y el resto es historia. Yo soy compositor desde que agarre el piano a los 6 años, y cuando empecé con el Kongo, las composiciones reggae empezaron a brotar por todos lados. Hoy, a 26 años de ese primer ensayo, siguen apareciendo de vez en cuando, a veces metidas en composiciones de otro estilo, y a veces reggaes puros que grabo a las tres de la mañana cuando todos duermen.
Gabriel- Primer verano en Punta del Este…
Gustavo- Hubieron tantas actuaciones que realmente ni me acuerdo cuales fueron las primeras de Punta del Este. Pero si me quedaron marcadas muchas en varios lados: en Minas, que nos fuimos todos en la Combi de mi padre, en el acto de Pinchinati con miles de personas, en Las Piedras, que tocaba Níquel también, en El Circo de Montevideo, en la Garota de Pocitos, en el Teatro de Verano, varias actuaciones en la tele, incluyendo el programa “Domingos Uruguayos” que no me olvido más, porque no nos dejaban tocar en vivo, nos obligaban a hacer playback. El cable de la guitarra del Chole estaba enchufada a mi teclado en vez de al equipo de guitarra!, ya hacer playback era patético para nosotros, y encima de todo el ingeniero de sonido del canal comete un error al poner la música, y quedamos todos petrificados, porque pusieron el final del tema que acabábamos de “tocar”. El locutor del programa tuvo que pedir disculpas en cámara, y explicar que en la tele se hace playback, pero lo peor vino enseguida después, que pusieron el tema Kongo Bongo, y ahora los cientos de adolescentes que estaban en el estudio que no tenían ni idea que estábamos haciendo playback, y vibraban a los gritos con la banda con el tema anterior, ahora si sabían! Y ahí, con un nivel de energía cero, con el público traicionado, sin contar la audiencia de la tele, que serían varios miles de personas, ahí nos largamos a hacer playback de vuelta. Tragicómico!
También me acuerdo del toque con Banana Pueyrredón en Piriápolis, con Tinelli en Punta Gorda, la fiesta de la revista “Ratas y rateros”, donde se armó la gorda cuando se empezaron a pelear algunos miembros de “La brigada Destroy” que estaban entre el público, y nosotros salimos corriendo preocupados por nuestros instrumentos! En fin, tantas memorias y anécdotas dignas de un libro!
Me encanta esta oportunidad que armaste, de contar un poco de la historia, para quede grabado aparte de nuestras memorias.
Gsabriel- ¿Algo más?
Gustavo- Yo diría que el Kongo me enseño muchas cosas, especialmente el funcionamiento de una banda, el hacer un grupo y sacarlo adelante con todas las cosas que trae, aparte de conocer a personajes que marcaron mi vida, vos, el Chole, el Apagón, Mendive, el Pájaro Ogara, José Pedro Betancourt Cacho, Arys Silvano, Álvaro Fenocchi, Andrés Pérez, Rúben Otonello, el Jamaica, Marcelo Garcimartin, Marcelo Cazet, José Acosta, Mariela y muchos más que pasaron por el Kongo cuando yo estaba.
10- Y para vos el mejor centro: la importancia de estudiar.
Gustavo- Siempre fui un obsesivo con estudiar música, y lo sigo siendo. Lo que me empezó a pasar con el Kongo, era que ensayábamos tres veces por semana, tocábamos y siempre estábamos metidos en algún toque, o promocionar, que al final me sacaba el tiempo que yo quería, y necesitaba estar estudiando.
Más o menos tres años después del primer ensayo, decidí dejar la banda en 1992, y me metí a estudiar a full, hasta que en 1994 me fui a seguir estudiando en la Berklee en Boston. 21 años después de irme, sigo con esa inquietud de seguir estudiando. Esto no termina nunca, y en cualquier disciplina musical, siempre se puede seguir estudiando, y perfeccionando.
Más o menos tres años después del primer ensayo, decidí dejar la banda en 1992, y me metí a estudiar a full, hasta que en 1994 me fui a seguir estudiando en la Berklee en Boston. 21 años después de irme, sigo con esa inquietud de seguir estudiando. Esto no termina nunca, y en cualquier disciplina musical, siempre se puede seguir estudiando, y perfeccionando.
"Siempre se puede seguir estudiando, y perfeccionando..."
Gabriel- Me voy a tomar la libertad de contar una anécdota al respecto. Salíamos de tocar en un boliche a las cinco o seis de la mañana. Yo me iba ya a dormir, y vos aferrado al teclado me decís. ”Demente, me voy a casa que tengo unas melodías que estudiar, tengo que estudiar, tengo que estudiar.”
Gustavo Casenave hoy - Sueños Lidios
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